martes

No me prometas plumas en el sombrero, no quiero que todo vuelva al punto de inicio. Esto ya está en el borde de lo triste y lo ridículo. Siempre en el fondo, encuentro cortinas rojas. Y más allá, nada.

Me cuesta que los signos lleguen a mi puros, no puedo entender las plegarias silenciosas, no soy capaz de leer entre las arrugas de tu cara. Fuera de las paredes, no encuentro nada obvio. En esta nube de lluvia se esperan las ganas de algunas lágrimas ajenas, de las rodillas en el suelo, pidiendo en desesperación lo que sé que nadie quiere pedirme.

No quiero conocerte.

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