domingo

no alimente a las palomas

lo único visible desde el ventanal
del hospital
era el mar
como si la muerte
estuviese celebrando su día libre

desde otra ventana
empotrada en la pared como una herida
se veía a una enfermera
con delantal y todo
cortándole las hojas a una docena de flores
blancas y amarillas
para luego entregárselas
a un paciente siquiátrico

mientras tanto
del otro lado de los vidrios
el músculo se prepara
lentamente
a caer

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