lunes

invisible o de como el día se despejó para no nublarse nunca.

Wanting to live and laugh all the time
Sitting alone with you tea and your crime
Children with kids, and people with parents
Anywhich way there’s no past and no presence
When the day comes and all of them bums
Will reveal enchanting persons
Come along fool
A direct hit of the senses you are disconnected
It’s not that it’s bad…it’s not that it’s death
It’s just on the tip of your tongue, and you're so silent.

Si quisiera creer que fue coincidencia, lo haría.
Pero sería triste, ilusorio de la manera mas gris, sueño de día sucio de otoño, de hojas en la calle manchando de castaño las calles en el papel. El día podría cambiar, el mundo podría cambiar. Pero no encontraría nunca la réplica de esos gestos, el clon de unos deseos de callejón, lo que pudo algún día haber sido, sin razones y excusas. Hace mal a la lengua, a la garganta y a la última neurona que me quedaba, se quema entre árboles que hablan, arena entre los dedos, papel picado de nuevo año, papel de azúcar, de melodías reprochables y letras flotando entre las nubes de marzo.
Te hablé entre silencios y ruidos asqueados, risas de salón, escondidas entra las sábanas de domingo en la mañana. Los besos antiguos de olvidan. Llego a olvidar las sonrisas, las palabras, los gestos, los recuerdos, los dulces y amargos mismos olvidos. Y dejan de desaparecer, se desvanecen entre niebla de tarde perdida. Las alcantarillas cantan melodías que recuerdo. Olvido. Campanas. Dormido. Muerto. Casi olvidado.
Donde quedan las palabras. esas que imaginé que vomitabas sobre mi. Antes de las teclas de un piano, antes del papel color carne, antes de todas las coincidencias marcadas en tus pies. Dibujando los contornos de un último encuentro, de una llama de fuego azul, azul como el mar que nos bañó, azul como el cielo que nos espiaba entre algodones manchados, azul como sus últimas palabras.
El torbellino a penas empieza y siento el mareo incansable. Mis oídos pierden sentido al econtrarse con palabras erróneas, difieren a esos dulces sueños. Empieza el camino largo y lo espero con ganas, empiezan lágrimas de cocodrilo, bombas de sal. Caen. Caen sobre nuestros hombros. El desprendimiento de las rocas sobre las cabezas, los edificios en ruinas por los que transitas, recordando ese día donde el mundo se escondía en tus pies. Las pistas llegan? El mensaje es entendido por alguien en teoría? Tiene que ver con subidad y bajadas, encuentros, plazas con perros y paloma, con vino de mediodía en el pelo, guitarra desafinada para nuestros exquisitos oídos. Las bufandas no pueden esconder que se nos caen los cuellos. O que desaparecieron el mismo día en que nacimos. Se cae el resto de nuestros cuerpos de a poco, lo vamos matando, matando, matando con cada desición. Ese color que te sentaba tan bien desteñido bajo un baúl sin llave. Nunca tuvo llave, nunca se abró. Nunca hubo respuesta, mucho menos pregunta. Desde el principio.
Desde el mismísimo final.
Desconexión.
En un bosque se esconde la respuesta.
Es el pasajero de un árbol torcido.

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