domingo

humedad.


El peso en los hombros se siente hasta bonito, bonito como un pájaro muerto en la vereda o como un remolino en el desierto que nadie ve. Golpeteando espero a que me sangren los dedos y que la hiperestecia deje que mi cuerpo se aplaste bajo la atmósfera.
Encontrando cada mentira bajo la alfombra, la fogata que nos alumbra se apaga y aún queda lejos el amanecer. Una cámara blanca y esperar a quedarme en ella, olvidando lo que decía real y añorando una bienvenida con sabor a tostadas en la tarde. Tu cabello no estaba aún tan sucio y tu perfume no era tan fuerte. En este lugar no duele tanto, porque se disuelve con la luz artificial que me hace doler los ojos, las cascadas de mi sombra se enconde bajo un manto de lluvia terrenal.
El cuerpo combulsiona y no parece funcionar, una marioneta atrofiada por el poco uso, gastada por los años guardada en el baúl, con la pintura cayéndose de sus mejillas y esperando a que el mundo se acuerde un poco de ella. La salvación y la luz que buscas al final del retorno se ve empañado y todo se vuelve de color azul.
No me hablas con ese idioma tan lúcido, como un vaso de agua, las palabras se desplazan errantes por el aire frente a tu nariz y mueren de a poco mientras llegan otras, igual se desordenadas.¡Que ganas se sacárme esto del vientre! Callar se ve callado por la experiencia pero hablar es golpeado por un miedo. El miedo será finalmente el motivo? Retrocedo las cintas que grababa cuando dormía, las respuestas se han esfumado entre tantas veces verlas pasar. No le hago caso a los consejos ni a las razones, actúo hablando al revés e intentando que no veas más que mi espalda, que sucia y manchada se ve fuerte.
Los laberintos del futuro de despliegan sincronizados, era hermoso verlo moverse, hasta darme cuenta de su pobre significado. Miles de vueltas en los entornos de Asterión, con el simple motivo se poder verlo a los ojos.
Involuntarias melodías escapan de mi, ni las degracias ya me dan risa: esto existe solo dentro, afuera es todo bastante diferente. ¡Que dejen de mentir! Algo siempre ha estado mal. Siempre, y nadie lo ha dicho, todos susurran que existe, pero nadie es capaz de decirlo sin titubear. Tiene nombre y se esconde entre los libros polvorientos. Lo han nombrado pero no tiene cura. Y sigue sin poder ver un final.
Las calles están vacías.

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