domingo

yo no tengo mucho que decir, pero quiero decir algo que no se puede decir con palabras porque aún no las inventan.


Quiero bajar de esta plataforma, que el tiempo se disminuya para que las manos se alarguen, sin miedo, sin nada que me contenga ya que el tiempo corre y yo me detengo en él, nos miramos a la cara, me roba un beso y luego desaparece en esa esquina que solia conocer tan bien. Aparecen sílabas nuevas en mi vocabulario y las repito antes de dormir para invocarlas como dioses, sentir que el mundo existe solo en ese instante y cerrar los ojos para que desaparezca de aquí. Los verbos no dicen nada porque las acciones se camuflan entre las copas de los árboles que han llorad conmigo todos estos días. El agua se vuelve amarga para hacerme dormir, para sentir que el cuerpo se aliviana y que todo, por un leve momento de lucidez, se desarrolla de manera común y corriente. Aunque yo sé que esta roca rompiendo costillas no es común, porque no todos los días aparece y porque la alfombra está manchada de pintura roja, delineando los contornos de un sueño desesperado. Y así solo se me ocurre desbribir estos remolinos terrestres, acuáticos, peces en el estómago que nadan en ácido, que beben cuando yo bebo y que mueren cada vez que muero. Así se mueve el mundo, sobre su eje y al rededor de un sol que no veo, ya que se esconde tras sus amigas nubes con las que mantiene un relación acúatica, transparente y casi invisible. Pero yo la veo, quiero que alguien me explique por qué veo todo esto que me rodea, y mis manos parecen estar lejos de mi cuerpo, cada vez que mis ojos no miran las letras sucias que se desplazan unas a otras, logrando decir lo que mis labios callan cada vez que me encuentro frente a cosas de este tipo. Las manos se mueven en desesperación y los ojos parecen sobre mi, estoy pero no y es un dilema que tengo que resolver de aquí a algunas horas porque si no lo hago no podré dormir. Hace frío pero más dentro de mi habitación que en las montañas, la cama está helada, al igual que la alfombra que no abriga, que la manta que pareciera estar hecha de hielo. Son las plantas, las plantas que invoco de lejanía, que me mueve lentamente, que la mente quedá atrás y solos los pies bailan. Yo no tenía pies, decía, pero mentía horriblemente: son estas cosas que me atan al suelo, odio que me amarren a lo que aborrezco. El suelo no puede ser, el suelo no existe porque mis pies siempre dejan de ser. El árbol se mueve hasta donde el agua abunda, y ahí, se muere luego , despues de darse cuenta que el agua estaba envenenada. No sé si el sentido me acompaña, la razón, las cosas que suenan bonito, porque ahora todo parece absurdo y cada intento de sacar esto del pecho con una cuchara resulta sin muchos resultados. No llegan! Las manos no llegan, no escriben, no pintan, porque muertas, muerte, mueren estos segundos. Si dejo de hacer esto me muero, porque no hay nada más que hacer que esperar a que llegue una primavera prometida, una lengua de silencios que me mire a los ojos y me diga que ha llegado a esta vida. Desagradecimiento de cada gesto, se mueren todos, todos moriremos, pero hoy parece que no es el día y que mañana podría lamentar arruinar un futuro que se veía realmente bonito. Las manos se atraviesa y toco mi espalda a través de mi estómago, rascando las heridas que hice inconsciente, porque sangraron en su momento y hoy les hago cariño. Trato de que sanen pero es inútil, están demasiado acostumbradas a existir. Como yo. Me acostumbré a existir y no quiero ni pensar en la concecuencia de aquello, puede que me mate si se mete a mi cabeza, como un gusano que se a poco se va comiendo las nauronas. niuronas, neuronas que se van descontando con cada segundo, que van muriendo y que cavan una tumba con mi nombre escrito en alguna letra caligráfica. Me muevo a donde no estoy , no estoy en ningún lugar y menos en Plutón, allá dicen que se encuentran seres parecidos, que miran con los ojos de la espalda y que sueñan con ser, pero no los veo cuando camino por la calle y empiezo a dudar de su existencia, quizás sean solo un mito como las sirenas o los poetas.

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