jueves

Hagamos una misa con sabores amargos
Olvidémonos del vino y empecemos por la sangre de nuestras rodillas
Seamos tan santos como el océano de noche
Ahoguémonos entre las algas que no vemos, ¡aaah!
Busquemos en nuestros pies las raíces que deberían estar creciendo
De tanto caminar sin movernos.

Te regalo el corazón de un delicado ciervo
En una caja del color de tus zapatos preferidos
Para que no se disuelva cuando folles con la señora
de los gestos verticales y sin plumas.

¡Aaah! Te conviertes en puntos suspensivos, para luego
transformarte en el pájaro que aplasto entre mis dedos.
Cuando estés muerto,
volarás más alto que nunca.
(Dibujaré tu ataúd cubierto de hermosas flores, no te preocupes de eso.)

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