miércoles

Cuando puedas ver como se cuelgan
estas frases que se enredan, sobre un
fantasma con oídos, escucharás, entre
las rocas, uno que otro grito.
Cuando arden los ojos y empiezan
a volverse ciegos todos: en ese mismo
momento regresaremos al comienzo
de este relato y caminaremos
tan perdidos como en aquel momento.
Pero las sombras no se atan a los pies,
las espinas rompen la carne, no son
parte de ella. La rosa puede extender
su mirada sangrante entre las moscas,
mientras alguien sienta nauseas al verla.
No me digas que no conoces
el nombre que los tontos le ponen a esto.

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