lunes


Descúbreme, si es que es posible, a golpes. De la misma manera en que partes en dos una piedra. De la misma manera en que asesinas, una a una, tus memorias. Prendiéndoles fuego, amordazándolas mientras gimen. Esto no es un ruego, es algo que debe suceder. Todas las noches, antes de que amanezca y se escondan bajo la cama las ratas. En realidad, más que algo que debe suceder, es algo que está sucediendo. Aquí, ahora: los espacios en blanco de las hojas en que escribo, empiezan a parecerse más a mi que las palabras. Me aburrí de cada momento que repito hasta el cansancio. Pero no quiero crear nuevos. Sólo espero que el tiempo empiece a rugir de nuevo, con sus engranajes sin aceite. Golpeáme, para que veas que ya es imposible que sangre.
De los miles de cadáveres que quedaron detrás de los monólogos que gritamos, cada uno de nuestro lado, han nacido enredaderas. Ellas serán las encargadas de que colguemos del techo, con una sonrisa tonta en la boca, esperando a que nos vengan a buscar, de cualquier parte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bote toda su basura aquí.