miércoles

Todavía disfruto jugar con fuego,
cuando las escaleras poco esconden.
Los secretos ya no chillan como antes
y el agua corre por mi espalda,
soportando todo ese peso.

El silencio es la único que sobrevive
a todos esos accidentes.
Yo, sola, de pie.
Frente a una estatua con el rostro
cubierto.

Con su delicadeza bien pensada,
con peces nadando en sus manos.

Con mi piel dada vuelta,
con mi sangre mirando hacia el cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bote toda su basura aquí.