miércoles

La decepción va a tomar la forma
de lo que le rodea. 
Un pulso, su concecuente silencio.
O puede ser que la aniquile si se me enfrenta.
Con las manos en los bolsillos, con un olor que espante.
Con una aguja infectada alimentando
enfermedades.
En ese caso,
es necesario esperar el tacto,
que se divierta mientras pueda, 
que hiera todo lo que pueda,
no es necesario escapar tan rápido,
que no se alcancen a contar entre los relámpagos,
o las luces fugaces que niegan su nacimiento,
mientras lo horrible folla con su reflejo
y todos callan para que la tortura no se mire.
En ese caso,
es necesario escontrar el frío lejos,
recordando la salvación y el tercer día,
la carne perforada por balazos son dueño,
la rabia que se regocija en su cama
luego de sentir el frío lejos,
en el infierno.

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