Si en un hospital quedase espacio para
una aguja sin punta
un bailarín sin piernas
unas páginas en blanco
tendría una (leve) esperanza
que me apuñalaría por la espalda diciendo:
"Vas a entrar por las puertas que poco esconden,
por los pasillos sin ventanas, y caerás, como siempre
has soñado, por las escaleras."
Pero como me doy cuenta de que
ni las hormigas quieren comer nuestros cadáveres,
escucho que dice:
"Hay gusanos por montones bajo la tierra.
Sólo hay que buscarlos y aplastar todos sus
corazones."
Y la muy puta dice de nuevo:
"Saluda lentamente, sonríe sin que tu rostro te delate.
Espera a que todos se larguen a llorar
y llora con ellos.
Si existes, es porque no has intentado nunca
cambiar esa cómica situación."
Y todos rieron.
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