domingo


Se vuelve necesario, ahora, más que nunca,
intentar: no mirar los rostros, menos a los ojos
no sonreír cuando todo se mueve, patético
o sonreír demasiado, con el simple fin de burlarse.
no dejar de pensar en todo lo que amarra
a un objeto enfermo, una mano enferma,
una mano que tiembla, ¿cuándo es hora de los aplausos?
no aparece un cartel que explique cuál
es el sentido contrario, si existe un sentido contrario,
si alguien conoce caminar con los pies
mirando la espalda de los transeúntes.

Entonces, de la necesidad nacen los caminos
sin dirección, sin intención de guiar paso alguno,
más bien se miran al espejo sabiendo
que quieren perder, a ellos a los otros.
Entonces, cada detalle vale menos que el anterior
si no ocultan nada, o son demasiado sus secretos,
pero en el momento en que se da cuenta
de que no le quedan más secretos,
(se perdieron entre los reflejos),
se da cuenta de que la importancia de ellos
es fácil de aplastar entre los dedos,
mientras le den la espalda,
otro asalto cobarde.

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