martes


El final es que, de un momento a otro, sin motivo, todo se eleva. Único motivo para que se expanda la enfermedad o la gangrena. Hasta que se duerma la indiferencia.
Cambia el color de todo lo sucio. Se ve borroso, se corta en cualquier segundo. Nadie sabe quien se burla del triste. La broma empieza a brotar más allá, el chiste nunca se termina. Pocos ríen, no es el buen momento. Ese placer se lo hemos dejado a las escorias, lo hemos encadenado, le hemos prendido fuego.
Decir lo mismo, pero escondiéndolo. El primer paso era intercambiar los sentidos, esperando que colapsaran solos.
En esa reunión, el día siguiente sería puta de la furia. Con un hacha en la mano. Y una canción infantil triturándose en la otra. La risa ya no es transparente.
Cavando un agujero lo suficientemente profundo como para enterrar cualquier cosa: una radio rota, un cuerpo que aún sangra, algún muñeco. Nacer de ese agujero, olvidarán su tierna crisis. La risa se extinguirá.
El final es que, de un momento a otro, sin motivo, todo de hunde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bote toda su basura aquí.